Olympus E 300 (cont. 1)
La rueda de control de programas se solapa parcialmente con la rueda de selección, que es la encargada de aumentar o disminuir el tamaño de las imágenes cuando las estamos previsualizándo en la pantalla. El botón de disparo se encuentra también, como es normal, en la parte dercha, justo encima de la empuñadura de la cámára. Dicho botón es muy suave y necesita sólo una ligera presión para realizar la toma.
En la parte de arriba del cuerpo de la cámara se ha colocado como es habitual la zapata para el flash y justo debajo e la parte trasera se encuentra el visor. El visor ocular situado en el lado superior izquierdo, está rodeado por un confortable anillo acolchado que añade confort a la visión. El encuadre que podemos observar en el interior del ocular cubre el 94% del área de la imagen. Justo al lado del ocular, se encuentra el anillo que ajusta las dioptrías y en el interior del visor se puede ver la información completa de la exposición.
En esencia, los controles de la Olympus E-300 son en general sólidos y su uso no manifiesta holguras de ningún tipo, por lo que, sin llegar a ser el todo terreno que es la E-1, los mandos inspiran confianza.
Una cosa que se echa de menos es la ausencia de pantalla LCD en la parte superior, algo que suele ser bastante normal y, por qué no decirlo, útil para conocer por ejemplo los valores de exposición que estamos empleando o que son necesarios en cada toma.
Probablemente para compensar este déficit, la pantalla trasera, HyperCristal LCD, realiza las dos funciones proporcionando una información en general clara y concisa de todos los movimientos de la cámara.
En todo caso aunque el empleo de esta pantalla puede resultar un poco desconcertante al principio y es cierto que sólo se necesitan cinco minutos para aprovechar al máximo y con rapidez todas sus propiedades, modificando a voluntad todos los parámetros por una combinación de botón y rueda, no resulta cómodo el tener que pulsar un botón y girar una rueda para modificar el diafragma o el tiempo de exposición. En este sentido nos decantamos sin duda por el sistema de las dos ruedas: una para cada función: tiempo de exposición y diafragma.
(fig. 5) A la izquierda del panel LCD cinco botones seleccionan:
el modo de flash (marcado con el consabido rayito),
el balance de blancos (WB),
el tipo y calidad de imagen,
un botón para el borrado de las imágenes (una papelera en rojo) y
la información que ofrece de cada imagen.
En el lado contrario, a la parte de la derecha del panel LCD hay cuatro botones en forma circular que seleccionan:
la compensación de exposición,
el modo de autofoco,
la sensibilidad ISO o
el sistema de medición.
El botón OK está ligeramente a la derecha y debajo.
(fig. 6)Apostando por un tamaño de cámara menor de lo que es habitual entre las de su clase, el cuerpo de la Olympus E-300 tiene un visor que no tiene prisma como habitualmente sucede en las cámaras réflex.
En su lugar, un sistema de cuatro espejos refleja la imagen adecuadamente para que pueda verse a través del ocular.
El ocular viene provisto de correción de dioptrías hasta un valor aproximado de 3, lo cual me ha permitido trabajar, muy comodamente con la cámara, sin gafas, a pesar de la miopía.
La forma tan poco habitual de la cámara debido al mencionado sistema de cuatro espejos que por cierto ha sido bautizado con el poco acertado nombre de Visor Optico Porro (TTL Optical Porro Finder, lo siento el nombre no lo hemos elegido nosotros), que sustituye al pentaprisma, unida al cuerpo de aluminio forrado de policarbonato y aluminio produce una sensación extraña al sostenerla en las manos, una sensación en absoluto desagradable. Es el tacto que produce un acabado sólido y de primera calidad
Hay que recordar que la tendencia a ofrecer un cuerpo de cámara algo menor que los que ofrecen, dentro de su misma clase, otras marcas no es algo improvisado o algo pensado exclusivamente para capturar una cuota de mercado determinada; por el contrario se instala más bien en una tradición a la que ya nos tenía acostumbrados Olympus desde los tiempos de cámaras míticas como las series OM, en especial OM-1, OM-2 o incluso OM-10. Fotógrafos de la talla de Federico Patellani y sus magníficas fotografías de viajes avalan esta trayectoria de innovación y visión particular en las cámaras Olympus.
Asímismo, el sistema de enfoque con un mecanismo flotante es suave y silencioso en todo su recorrido.
Como es habitual en las cámaras de su rango, pensadas para un usuario aficionado avanzado o incluso profesional, la imagen no se ve en la pantalla hasta después de href=“http://www.google.es/search?q=Federico+Patellani&start=0&start=0&ie=utf-8&oe=utf-8&client=fihaber sido tomada. El fotógrafo debe encuadrar a través del visor, imaginandose por tanto lo que va a suceder en el momento en que apriete el disparador. En todo caso, el sistema para ver las fotos ya tomadas en la pantalla es programable
Fuentes: | Petellani |